Miércoles 03 noviembre de 2021 | 06:20
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Alos 38 años Constanza se enteró que era adoptada. No por la vía legal, sino irregularmente. Durante años buscó a sus padres biológicos y en el camino terminó creando la ONG Nos Buscamos. Su base de datos acumula 7.000 personas que buscan sus lazos biológicos. A la fecha, ha unido 300 familias separadas al nacer. Durante años, el tráfico de niños se mantuvo escondido entre las paredes de la clase más acomodada de Chile. Hoy, traspasó las fronteras y destapó una investigación en Suecia, cuyos alcances aún son desconocidos. ¿Y las causas penales? “Todo es muy lento y nuestro país va más lento que nadie”, se lamenta en esta entrevista con BioBioChile.
Hace una semana Suecia puso en marcha una investigación sobre miles de niños y niñas adoptados irregularmente por familias suecas entre 1970 a la fecha. Gran porcentaje de ellos, provenía desde Chile, desde tierras sureñas y familias mapuches. Se estima que la cifra asciende a más de 2000.
La indagatoria la realizó la chilena Karen Alfaro, de la Universidad Austral. Sus antecedentes llegaron al país europeo.
Fue entonces que se destapó la cruda realidad: la dictadura de Pinochet usó las adopciones como un instrumento para tratar de presionar al Gobierno de Suecia.
Pero esta triste verdad no solo cruzó las fronteras. Según la Policía de Investigaciones, este mercado negro, donde se negocia con seres humanos, asciende a más de 50 mil víctimas.
Constanza del Río, creadora de la ONG Nos Buscamos, dedicada a reencontrar familias separadas al nacer, enfocó su vida en apoyar y destapar lo que durante años se ocultó bajo la alfombra del barrio alto, donde el dinero ayudó por mucho tiempo a guardar secretos.
LA “VERGÜENZA SOCIAL” DE SER MADRE
Constanza se enteró que fue adoptada a los 38 años. Siempre vivió con el sentimiento de no encajar. De ser distinta. Cuando sus padres le contaron sintió enojo, frustración y tristeza. En un principio le dijeron que su adopción había sido algo distinto: nunca mencionaron la palabra irregular.
Su búsqueda fue inagotable. Nunca se detuvo hasta que conoció a sus padres biológicos. En sus años de investigación personal descubrió que no era sólo ella, sino que habían otras personas que vivieron el mismo proceso. Fue ahí, paralelamente, que creó la fundación Nos Buscamos. Al respecto cuenta:
“Al poco tiempo de tener la página web empezamos a leer casos, y todos estos eran de madres que habían robado a niños en los hospitales públicos, que les habían hecho creer que los niños estaban muertos. Recibía mensajes de mujeres que decían que le habían robado sus guaguas. Otros mensajes de adoptados que no sabían dónde habían nacido”.
Así entonces, se fue destapando la novela mexicana. Pero la realidad es más cruda. Entendió que no era un caso aparte, sino que en Chile, existieron miles de asociaciones ilícitas de médicos, asistentes sociales y jueces, para sacar a niños del país por dinero, para venderlos.
“Estos niños eran de familias vulnerables, rurales, de mujeres que están en el campo. Que no necesariamente eran solteras o querían entregar a sus hijos. Simplemente no les preguntaron”, declara.
“Aquí hay dos tipos de tráfico: el de la clase alta y el de la gente vulnerable. El de la clase alta son mujeres o sus familias que se quieren deshacer de sus guaguas por vergüenza social. Porque son solteras, porque no están casadas y están embarazadas. No necesariamente adolescentes o niñas pequeñas”, agrega.
“Muchas de ellas eran mujeres. Muchas de ellas lo entregaron de forma voluntaria, y otras, sus familias entregaron a los niños, sin preguntarles. El otro tema son las mujeres vulnerables que no les preguntaron y que simplemente les quitaron los bebés”, indica.
Siempre que un niño se traspasa de una familia a otra, sin acto jurídico, es tráfico.
“EL PRESIDENTE SE OLVIDÓ DE LAS FUNDACIONES”
-¿Cómo se enviaba un niño al extranjero?
Ahí entraba el juez a decir que la guagua podía salir en tuición. Se le sacaba pasaporte con los nombres que iba a recibir en el extranjero y le cambiaban el rut. Con ese nombre se le hace un pasaporte. Y ahí estaban metidos lo jueces. Y eso son la mayoría de los casos, casi todos fueron sacados del país en forma fraudulenta.
-¿Cuáles son las cifras actuales?
La PDI habla de 50 mil niños. Las cifras son difícil de mencionar porque como es un mercado negro. La investigación que lleva Jaime Balmaceda va lenta y no funciona. Es secreta. No le dice nada a nadie. No tengo idea cuánta gente ha entrevistado. Si es que ha entrevistado gente. Nada.
“Los últimos 3 años me han dicho eso. Que no. Que como es por la justicia antigua, que es como cuaderno secreto, entonces no se puede decir. Lo último que supe a través de la PDI es que llevaban más de 700 personas en esas causas. Involucradas en la misma causa. Personas que les han ido a decir que les robaron sus guaguas, adoptados que están buscando a su familia, que han hecho la denuncia. Nosotros le decimos. Hagan la denuncia, aunque la denuncia no va a servir para nada, pero háganla igual, porsiacaso”.
-¿Cuántas personas han llegado a la fundación?
7.000. Tenemos registrados 7.000 casos en nuestra base de datos. Y tenemos 300 casos resueltos. Es nada comparado con los 50 mil. Nos faltan recursos. No tenemos recursos económicos. No tenemos plata y aquí nadie recibe sueldo. Todos trabajan según el tiempo que se pueda invertir en el tema. No tenemos fondos, nada. Estamos en cero, porque entre covid y tema social, el presidente se olvidó que existían las fundaciones.
-¿Influye en tu diario vivir llevar tantas causas y al saber que esta cifra sigue aumentando?
Yo trabajo al 100%. Sin sueldo, porque siento que es una misión, porque siento que nadie más lo está haciendo. Porque el Estado dice que tiene una investigación pero al final es una investigación de papel, donde realmente no están haciendo mucho. Entonces por eso, parte de mi misión es seguir con esto adelante.
-¿Crees que actualmente sigue ocurriendo tráfico de niños?
Tenemos casos de hasta hace pocos años. Pocos. En plena democracia. En Piñera y Bachelet. Hace 8 años. Pero como esos adoptados son niños, no podemos trabajar con ellos.
-¿Influye el Sename en el tráfico de niños?
Sí. Un juez te declara inhábil parentalmente y los niños se van a un hogar y del hogar desaparecen a los pocos meses. La semana pasada tuvimos reunión con la directora nacional de Mejor Niñez, para empezar a trabajar con ellos porque ahora hay que partir todo de cero. Siempre voy a tratar de que funcione. Para eso tengo paciencia y tengo tiempo. Entienden por las buenas o por las malas. Hoy día Mejor Niñez tiene un espíritu bastante mejor que el que tenía Sename. La forma de hacer las cosas yo creo que podría funcionar.
TODOS SOMOS CÓMPLICES
-¿Consideras que el Estado, la sociedad, la Iglesia Católica, son cómplices de esto?
Absolutamente. El Estado sí porque los funcionarios de hospitales públicos, los médicos, las matronas, los asistentes sociales son todos funcionarios públicos, por lo tanto son parte del Estado. Y el tema de los milicos… estuvieron involucrados directamente en algunos casos, pero no en miles. Yo tengo prueba de dos, de que estuvieron involucrados militares de alto mando.
“Mi pensamiento siempre ha sido que esto es plata. Hubo algún lado político, pero en general aquí había traspaso de dinero. Y los niños no hablan y eran fáciles de captar porque eran mujeres pobres y se robaban a los niños y los vendían afuera. La cabecilla del tema de adopción de Suecia se llama Anna Maria Elmgren. Vive en Chile, en la Dehesa. Sale en todos los documentos de los 2.021 niños que se llevó de Chile a Suecia. Nosotros la denunciamos al ministro Carroza. Han pasado 3 años”…
“Hay dos tipos de justicia: la justicia de los ricos y la justicia de los pobres. A los pobres le caen todas las penas del invierno. A la gente que tiene dinero es muy difícil que le caiga alguna pena. Hay redes, hay plata, hay poder.
“Nosotros viajamos a Suecia y nos juntamos con el gobierno sueco y le dijimos “no esperen que acá terminen la investigación porque acá no va a terminar. Aquí se van a dar 10 vueltas y van a decir que están haciendo algo, pero no lo van a finalizar. Tienen que partir la investigación ustedes. Y es por esto que hoy día Suecia parte esta investigación”.
-¿Cómo reaccionan al enterarse que fueron parte de un tráfico de niños?
Primero incrédulos. Dicen que no, que no puede ser. Que sus papás son incapaces de hacer eso. Después se dan cuenta que los papás también fueron engañados. Muchas veces esperan que los padres estén lejos o hayan muerto porque les da una falta de lealtad en buscar a su familia y orígenes, porque sus padres adoptivos siguen vivos. Entonces hay confusión, pena, rabia. Ahora están empujando querellas, están empujando cosas, pero lamentablemente todo es muy lento y nuestro país va más lento que nadie.
NADIE BUSCA UN MUERTO
Para concluir Constanza del Río explica en simples términos la situación actual que lleva la justicia. “Esto es lo mismo que estés con tu hija en la plaza, te das vuelta y ya no está. No tienes dónde buscarla. Tu única pista es que la viste por última vez ahí”.
“La madre no busca a un muerto. Entonces le dicen que murió la guagua. Llora. Se va para su casa, triste. La gente no busca entre los muertos. Las madres pierden a los niños en los hospitales o en los centros de acogidas de niños (…) En Chile ya era imposible, imagínate fuera de Chile”.
“Hoy día vuelven a la batalla ellos, los adoptados. Ellos son los que buscan sus orígenes. Nosotros llevamos 7 años diciendo: ‘Ojo que si naciste en Chile después del 70, es muy posible que seas traficado’. Es el mensaje que damos para afuera. Y están llegando de a cientos, y se están todos dando cuenta que son traficados“, finaliza.